Historias curiosas del vino, por Francisco Aloia. Lagrimilla dorada.

El vino «lagrimilla dorada», «de oro» o «del rey», se producía en la estancia jesuítica bautizada «Jesús María», estancia adquirida por la Compañía de Jesús hacia 1618 en las cercanías del poblado indígena de Guanusacate. La estancia, considerada como la primera bodega integral del Virreynato del Río de la Plata y ubicada a unos 50 km al norte de la Ciudad de Córdoba, daría el nombre a la localidad homónima al momento de su fundación en 1873.
El vino lagrimilla llega a la corte real
Dado que la estancia Jesús María se encontraba al paso del Camino Real que conducía al Alto Perú, fue así como el vino «lagrimilla dorada» llegó a comercializarse en Cusco y de allí -según se cuenta- pasó a servirse en la mismísima mesa cortesana del rey español Felipe V «el Animoso», el de la imagen. Por este motivo, se considera al «lagrimilla» como uno de los primeros vinos -sino el primero- del Nuevo Mundo en llegar a una corte europea, junto a otros oriundos de México.

Cuentan las crónicas, que este vino elaborado por los jesuitas era tan pero tan «fuerte» que le arrancaba una lágrima a quien desprevenidamente lo bebía. Se especula que el adjetivo «fuerte» hacía referencia a su alto grado de acidez en boca, lo que a su vez también lo hacía refrescante seguramente.
Lagrimilla del siglo XXI
Si visitan la hermosa provincia de Córdoba, podrán adquirir un vino blanco y dulce llamado «Lagrimilla», elaborado con uvas Moscatel de Alejandría y Torrontés Riojano por «La Caroyense», bodega fundada en 1930. Este vino, de alguna forma rinde homenaje al que se considera hoy día como el primer vino cordobés y reza en su etiqueta: «Vino especial apto para la Santa Misa».

¿Interesante, no? Espero les haya gustado esta historia curiosa del vino, ¡salud amig@s!